domingo, 27 de marzo de 2011

Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space



Este disco no es un disco, es un estado de ánimo. Un estado de ánimo que nunca es deseable, pero muchas veces acaba siendo inevitable. Este disco es el rincón de los corazones rotos y los sueños imposibles, el de los posos de amargura que se instalan en el fondo del alma y no pueden más que ser tapados con una sonrisa. Es darse cuenta de que no somos los elegidos ni los únicos, sino sólo un puñado de nada en medio de un vacío infinito. Es agarrarse a una adicción, a un sueño, a cualquier cosa que permita olvidarnos de la realidad. Una de las obras maestras más bellas y dolientes de la música contemporánea.

martes, 8 de marzo de 2011

El apartamento (Billy Wilder, 1960)

Hay cierta frase repetida hasta la saciedad que dice aquello de que, con esfuerzo y deseándolo mucho, uno puede conseguir lo que quiere. Siempre me ha parecido una frase horrible, y no sólo porque la vea como una excusa para culpar a las personas de todos sus problemas, o porque sea totalmente falsa (la suerte y la capacidad de cada uno suelen jugar un papel mucho más importante que el esfuerzo). Me parece horrible, sobre todo, porque muchas veces para conseguir lo que se desea puede ser necesario realizar ciertas cosas que nunca se deberían hacer. Ya lo decía Woody Allen, “la gente buena duerme bien por las noches, pero los malos parecen pasarlo mucho mejor durante el día”. Y hay gente que prefiere ser buena y condenarse a la tristeza antes de hacer lo que no deben para conseguir su felicidad, antes que pisotear a los demás, que vender la dignidad o que olvidar todo lo que les convierte en un ser humano, en un mensch. Y lo peor de todo es que a esas personas nuestra sociedad llama perdedores.

El apartamento es probablemente la película más lúcida, sincera, triste y romántica del siglo XX. Sorprende ver cómo, 50 años después, esas miserias que forman la base de nuestra sociedad y que tan bien retrata no sólo siguen ahí, sino que además no han hecho más que aumentar y extenderse. La cultura del éxito que denunciaba se ha convertido en la religión que mueve el mundo. Las personas cuentan menos que nunca. Y sigue habiendo aprovechados y gente de la que se aprovechan. Y lo peor es que estos saben que se están aprovechando de ellos y no son capaces de hacer nada. Y entre medias uno admira una de las historias más románticas que ha dado el cine. Con Lemmon me pasa como con Maistroianni. No hay técnica, es todo pura humanidad. C.C. Baxter es el espejo en el que por desgracia nos vemos reflejados muchos de nosotros, todos aquellos que han, que hemos, perseguido ilusiones imposibles, todos aquellos que han visto como su Miss Kubelik pasaba de largo llevándose su corazón desquebrajado entre sus mano, y han pensado que podían olvidarlo dedicándose a encerrarse en casa, calentando una cena precocinada, y, por supuesto, controlando el mando a distancia.

El apartamento es la vida. Y aunque la vida siga siendo una mierda, mientras existan cosas como El apartamento habrá valido la pena vivirla. Una maravilla.

“Yo solía vivir como Robinson Crusoe. Un náufrago entre 8 millones de personas. Y entonces, un día, encontré unas huellas en la arena, y allí estabas tú”