sábado, 21 de mayo de 2011

Soñadores

“Theo: Escucha Matthew...

Matthew: ¿Sí?

Theo: Tú eres un gran cinéfilo.

Matthew: Sí.

Theo: ¿Y por qué no ves a Mao cómo un gran director, haciendo una película con millones de actores, con sus miles de guardias rojos marchando juntos hacia el futuro con el pequeño libro rojo en la mano? Libros, no armas. Cultura, no violencia ¿No crees que sería una magnífica película épica?

Matthew: Supongo, pero… Es fácil decir “Libros, no armas”, y no es cierto. No son libros… Es Libro, un libro… Sólo es un libro.

Theo: ¡Cállate! Hablas igual que mi padre.

Matthew: ¡No, no! No, escúchame. Esos… Esos guardias rojos, a los que admiras, llevan todos el mismo libro, y cantan las mismas canciones y repiten como loros las mismas consignas. En esa gran película épica, todos ellos son extras. Da miedo. Me pone la piel de gallina. Siento decirlo, pero, para mí, hay una clara contradicción.

Theo: ¿Por qué?

Matthew: Porque si de verdad creyeras lo que estás diciendo, estarías fuera.

Theo: ¿Dónde?

Matthew: Ahí, en la calle.

Theo: No sé a qué te refieres.

Matthew: Sí, lo sabes. Está pasando algo, algo que podría significar algo importante, que podría hacer que las cosas cambien, incluso yo lo noto, pero no estás fuera. Estás dentro conmigo bebiendo vinos caros, hablando de cine, hablando de… maoísmo, ¿por qué?

Theo: Ya basta.

Matthew: No, dime por qué.

Theo: Basta.

Matthew: Pregúntate por qué. Porque no crees en ello de verdad. Te compras la lámpara y pegas los posters en la pared, pero no creo que…

Theo: Hablas demasiado..."


40 años después seguimos comprando la lámpara y pegando los pósters. Ahora toca ir a Sol a pasar el día. Hacerse fotos, participar en un taller, escribir una pancarta buenrollista. Un parque temático en nombre de la Revolución. Y después a cenar en el McDonalds (que esto de manifestarse da hambre) y a casa, que tenemos que subir las fotos a tuenti. Que todo el mundo nos vea cambiando las cosas y construyendo un mundo mejor. La revolución es una mujer a la que todo el mundo quiere abrazar. Uno no se liga a una modernita hablando bondades de John Ford. Hay que unirse al movimiento. Claro que todos estamos cabreados. Tenemos motivos de sobra. La clase política es deleznable. El capitalismo es un sistema podrido desde su propia definición. Claro que hay motivos para gritar. Y una vez que uno grita, es fácil que otro le siga. Y al poco tiempo, seremos muchos los que gritemos juntos. Y podremos formar un club. Reunirnos, gritar juntos, sentirnos orgullosos de nosotros mismos por gritar. Es una buena forma de matar el tiempo. Pero gritando no se cambia el mundo.

Mayo del ’68 explotó cuando a unos estudiantes se les prohibió entrar en una residencia femenina. Cada vez veo más paralelismos. Miro a mi alrededor y veo a los mismos protagonistas. Renegando del mundo desde sus residencias, sus pisos de estudiante. Lanzando adoquines entre vino y música. Gente ensimismada en su vida de comodidades protestando contra que el mundo que necesitan para seguir siendo lo que son. Las consignas cansadas de la izquierda indisoluble, paso a paso. Exactamente como la lucidez de Bertolucci describió.

El mundo no lo gobiernan los políticos. Lo gobierna el dinero. Las grandes corporaciones. El mundo del 2011 es similar al de 2000 o 2006. El sistema es el mismo. Lo único que ha cambiado es la coyuntura económica. Ahora hay poco dinero, y la gente ladra. Cuando lo había nadie protestaba. Vivíamos en la misma podredumbre pero la consentíamos, porque nos permitía vivir como reyes. Ahora no podemos y gritamos. Mañana la economía se recuperara y volveremos a callar, por si acaso. El mundo se cambia entendiendo lo que de verdad significan las palabras justicia, democracia, libertad, dignidad, humanidad, no mentándolas sin parar. Actuando como revolucionarios, no jugando a serlo. El mundo se cambia de forma individual. Pero esa es una pelea invisible. Y a nadie le gusta ser diferente. Siempre nos hemos sentido más cómodos en grupo. Menos mal que en Madrid tenemos pocos adoquines.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Viena



"Se aprende más de música viendo a Mahler vestirse que acudiendo a clase al conservatorio"

La frase la pronunció Arnold Schonberg intentando reivindicar a un genio incomprendido en su época, pero cuya valía el tiempo ha acabado demostrando. Una de esas luminarias siempre por delante de todo. Hoy se cumplen 100 años de la muerte de Mahler. Buena excusa para recordarle, y recordar su música. La canción de arriba debe ser una de las cosas más bellas que ha creado nunca la humanidad.

martes, 10 de mayo de 2011

Las horas del día

Madruga (a las 5.45). No desayunes, que no te da tiempo. Chúpate un atasco. Pasa 8 horas delante de una pantalla de ordenador. Chúpate otro atasco. Come a las tantas. Sufre (en vano) en el gimnasio. Estudia, que aún te quedan un par de asignaturas para acabar la carrera. Mira las fotos que ha subido. Mira qué cariñosa está con ese gilipollas. Acuéstate, a ver si hay suerte y hoy superas las 5 horas de sueño. Y reza para que este finde no te salga plan y al menos no tengas que consumirte bebiéndotelo en algún bar de mierda entre gente que no parece vivir ni en el mismo planeta que tú.

Tantos filósofos buscando durante siglos el sentido de la vida. ¿De verdad creen que tiene algún sentido? Al menos nos queda el cine. Si la vida no tuviera finales a lo Chaplin no merecería ser vivida. Y últimamente sólo veo finales a lo Jarmusch.