domingo, 26 de octubre de 2014

Mi música

Si alguien se preguntaba el porqué de que escriba tan poco últimamente, youtube acaba de recibir la respuesta:


Escribiendo, componiendo, grabando y produciendo música. Ahí están disponibles todos mis bebés. Espero que los disfrutéis.


domingo, 7 de septiembre de 2014

Tu fealdad

"You know, the whole American culture is going down the drain, you can't turn on a television set and see anything, or walk in the street and not find garbage, or neighborhoods that were formerly beautiful now have McDonald's in them, and it's all a part of an enormous degeneration of culture in the United States. People that exist in that culture are forced to make moral decisions all the time about their lives, their occupations, their love-lives, and they make decisions that are commensurate with what's happening to them in this culture, and it's too bad that that's happening because that's what Manhattan is about, that New York used to be such a great city, so wonderful, and it has to fight every day for its survival against the encroachment of all this terrible ugliness that is gradually overcoming all the big cities in America.


This ugliness comes from a culture that has no spiritual center, a culture that has money and education, but no sense of being at peace with the world, no sense of purpose in life. They don't know what they're doing, or why they're here. They have no religious center, they have no philosophical center, and so they act, they do what's expedient at the moment. They have no long view of society. They only have the view of quick money, and kill the pain of the moment, and so instead of dealing with the real problems that exist, that are complicated, they sweep them under the rug by turning on the television set, or taking cocaine, or doing many things that enable them to escape confrontation with the unpleasant realities of the world."


Woody Allen

miércoles, 4 de junio de 2014

Crónica del Primavera Sound 2014

Lo mejor:

· Slint: de todas las reuniones de iconos de los 90, la suya parecía la más justificada. Al fin y al cabo, para cuando publicaron su obra magna (Spiderland) ya se habían separado. La reunión recupera el tiempo perdido y demuestra por qué son tan admirados a pesar de su corta discografía. Majestuosos, ominosos y demoledores. Tener al público de un festival en absoluto silencio, esperando cada nota y cada susurro de la banda, es la prueba infalible. El mejor concierto del Primavera.

· Slowdive: otra reunión noventera, en este caso sin mucha razón de ser. Slowdive tuvieron una carrera bastante completa en su época original y todos sus miembros han seguido creando música con más o menos éxito. Aún así poco que reprochar: sonido masivo, cancionero inmaculado y esa belleza y fragilidad de la que sólo ellos son capaces.

· Spoon: siempre han sido los chicos listos de la clase. Poperos y pegadizos mientras subvierten todas las reglas del pop (y del “indie”). Conscientes de que su último disco flojea, dedicaron la mayor parte del concierto a tocar los hits con la precisión marca de la casa. Nada que objetar.

· Neutral Milk Hotel: la fiesta del festival. Tropecientos señores barbudos saltando por el escenario bajo un arsenal de guitarras, baterías, vientos, acordeones e instrumentos psicodélicos. Y en medio, el gran Jeff Mangum y su profunda humanidad. Otros grandes haciendo honor a su leyenda.

· The Ex: la sorpresa particular. Uno de esos grupos cuyo nombre conoces pero a cuya música nunca te has acercado. Fui por casualidad, aprovechando un hueco ocioso, y convencieron: post-punk monolítico, intensidad ruidosa, actitud desafiante y esa eterna influencia de The Fall en la manga.

· Cut Copy: cerraron el festival con lo único que saben hacer: pop, baile y psicodelia. Los toques madchester del nuevo disco encajaron perfectamente entre los estándares de su discografía. Otros que nunca fallan.


Lo medio:

· Nine Inch Nails / Queens of the Stone Age: dos totems del rock alternative perdidos entre tanto moderno. Demostraron su profesionalidad, llevaron buen sonido (excelso en el caso de NiN – se nota que Reznor es ante todo productor) y lanzaron un buen arsenal de temazos. Entre media, por desgracia, demasiados temas nuevos y poco ritmo, haciendo ambos conciertos un poco largos.

· Arcade Fire: el mayor espectáculo del mundo, pero también un concierto irregular. Secuencia de temas extraña como poco y demasiada dependencia de la imagen. Son espectaculares pero uno empieza a tener la sensación de que ya se sabe la película.

· The National: si sus álbums destacan por su elegancia y detallismo, en directo The National se convierten en una apisonadora post-punk de sonido épico. Algo bueno de por sí, pero que acaba resultando un poco monótono. Faltó variación y sobró carisma por parte de Matt Berninger, serio aspirante a suceder a Nick Cave en el trono de rey del lado oscuro.

· Kronos Quartet: prestigioso cuarteto de cuerda, indiscutible referente de la música de vanguardia, el Kronos tenía un público difícil en un Auditori lleno de guiris buscando refugio de la lluvia. Brillaron en sus piezas más características (tocaron a Terry Riley, Laurie Anderson y Bryce Dessner) pero patinaron un poco en esas concesiones al público indie (Omar Souleyman, Mogwai…)


Lo peor:

· Television: la decepción con mayúsculas. Los dioses del punk neoyorquino tocaban su Marquee Moon, palabras mayores, pero desde el minuto uno faltó la magia. El sonido fallaba, los dedos de Tom Verlaine demostraban  no ser lo que fueron y la banda sonó un poco desorganizada y caótica. Bastante triste.

· Pixies: otra leyenda en caída libre. No se puede hablar de decepción después de lo que vimos hace unos meses en La Riviera. Aquí, simplemente, certificaron su fallecimiento artístico. Las canciones nuevas son mediocres y genéricas en el mejor de los casos, y los clásicos animan más por lo que son que por cómo los hacen sonar. El lado oscuro de las reuniones…

· GyBE!: nadie puede dudar de su leyenda, pero su sitio es un auditorio o una sala pequeña, no un escenario de festival en primetime. Faltó energía y sobró ombliguismo.

· Warpaint / Haim: dos hypes por los que pasé por casualidad para confirmar que el modernismo no es lo mío. Unos clones de los últimos clones de aquellos tíos que imitaban a Young Marble Giants y unas señoras con ambiciones Guns’n’Roseras. Y que viva Pitchfork…

· La organización: el Primavera se ha vuelto demasiado grande, para bien y para mal. La disposición de los dos escenarios principales (enfrentados) limitó los horarios de los conciertos principales y evitó bises, como los que sí vimos el año pasado. Los solapes sinsentido, juntando a grupos de mismo público objetivo. La sorpresa vuelta en pesadilla del Hidden Stage acabó desesperando (sí, me perdí a los Buzzcocks…)

Ah, por cierto, y al final no vino Macaulay Culkin. Para todo lo demás, esto:


martes, 8 de abril de 2014

La muerte desnuda

"Estas piezas sólo pueden ser entendidas por aquellos que creen que el sonido puede decir cosas que sólo pueden ser expresadas a través del sonido", Arnold Schoenberg

miércoles, 12 de marzo de 2014

Los arquitectos del silencio



Luciano Cilio podría ser un artista de culto. Encaja perfectamente: incomprendido y despreciado en su época, discografía (y vida) demasiado corta, años en el olvido y un talento increíble y muy adelantado a su tiempo. Pero no lo es, por una sencilla razón: 30 años después de su muerte, el compositor napolitano sigue siendo un desconocido absoluto. Por suerte, tiene un fan ilustre llamado Jim O’Rourke que ha logrado, por segunda vez en la última década, reeditar su único (en todos los sentidos) álbum, Dell'Universo Assente. La reedición de 2004 desapareció y esta tardará poco en hacerlo. Luciano Cilio puede ser un artista desconocido, pero una tirada de 500 copias (como en la edición actual) sigue siendo un número escaso…

¿Y a qué suena Luciano Cilio? A pocas referencias conocidas. Es fácil trazar en él la herencia del gran John Cage. Cilio recogió ese concepción de la música no como ritmo o armonía, sino como sonido puro, que el bueno de Cage prodigó en su carrera. Los instrumentos de Dell'Universo Assente (disco que grabó incluyendo su obra Dialoghi del Presente junto a dos piezas coetáneas) son convencionales: piano, guitarra, flauta, percusión, violin, viola y cello, con algún apoyo vocal ocasional. La forma en que están tratados, sin embargo, no es tan convencional: notas sostenidas, flotando sobre el silencio de la grabación, entrando y saliendo de la mezcla de puntillas. El sonido de los instrumentos, y no la melodía que tocan, definiendo la canción. La “harmonía de timbres” que tanto le atraía al artista. Sólo hay un referente cercano a ese concepto, Morton Feldman, no por casualidad el discípulo predilecto de John Cage. Pero frente a las composiciones extendidas y aisladas de Feldman, cuyo objetivo se asemeja voluntariamente al de pinceladas sobre el lienzo, la música de Luciano Cilio está perfectamente condensada y concentrada. La teoría de Feldman se convierte por arte de magia (o de talento) en canciones que oscilan entre los 3 y los 9 minutos, sin un solo momento desperdiciado. El cuadro final y completo.


Y, por supuesto, hay otro elemento que define Dell'Universo Assente más allá de las teorías musicales y centrado en su tono. Y ahí hay que recurrir a la biografía del napolitano: incomprendido, marginado, sin éxito y con serios problemas de autoestima, la depresión le absorbió y le llevó al abismo y la muerte. En medio, surgió un disco totalmente aislado y desconectado del mundo, un trozo de subconsciente que brota de forma espontánea de un artista demasiado despreocupado ya de su propia vida como para buscar ninguna pretensión en su obra. Es ese el carácter que lo emparenta, como bien indicaba Jim O’Rourke, con el eterno “Pink Moon”. Sin parecidos estilísticos aparentes, sin embargo esa intimidad, ese minimalismo inevitable y ese doliente abandono que transmite les resultan casi exclusivos en el mundo de la música contemporánea.

Todo lo anterior debería concluirse hablando de la influencia que posteriormente su música ha adquirido, pero de nuevo no es así. La música de Cilio se ha interpretado muy poco (en parte por su forma de trabajo: no escribía partituras, sino “guiones” donde indicaba a sus músicos las tonalidades y la estructura de las obras, pero cuyo resultado dependía directamente de la forma en que, improvisadamente, les dirigía). Y, por desgracia, bien por desinterés o bien por la precariedad / injusticia del mercado musical, nunca ha sido fácil encontrar copias de su solitario disco y poca gente ha podido acceder a su mundo. Por ello, no puedo decir si Mark Hollis llegó a escuchar alguna vez Dell'Universo Assente o fue la influencia (esta sí reconocida) de Morton Feldman la que le llevó a llegar, con los dos últimos discos de Talk Talk y su aún único álbum en solitario de 1998, a la misma conclusión que Cilio. El sonido. La pureza. El silencio.