domingo, 18 de noviembre de 2007

Reckoner

Bueno, por si no lo sabéis, el nuevo álbum de Radiohead es muy bueno. Algún día haré una crítica más detallada, pero la impresión general es esa. Esta es mi canción favorita del disco, y por cierto suena mucho a Talk Talk. Regalito de los de Oxford.


domingo, 4 de noviembre de 2007

Talk Talk - Laughing Stock


¿Cómo empezar la crítica de una obra maestra? Quizá evitando usar el término, para no parecer tan poco imparcial desde el principio. O quizá contando algo sobre sus autores, por aquello de que parece que van a pasar a la historia como una de las bandas más influyentes y olvidadas de su época.

Talk Talk fueron una de las bandas más populares de aquel synth pop que tuvimos (bueno, tuvieron, que yo aún no estaba presente) que sufrir a principios de los ochenta. Sus dos primeros discos tuvieron bastante éxito, pero fue el tercero (The Colour of Spring) el que dio suficiente pasta a su discográfica como para dejarles más libertad artística para grabar su nuevo disco. Algo de lo que se arrepentirían al oír Spirit of Eden: un álbum atmosférico, totalmente orgánico y con ligero regustillo a jazz, ni rastro de sus sintetizadores, sin singles, y sin gira, por la imposibilidad de reproducir su complejidad en directo. Claro, la compañía les echó, y también les abandonó el bajista Paul Webb, dejando la banda en manos de su guitarrista y cantante, Mark Hollis, que consiguió con el último álbum de la banda tocar el cielo e inventar prácticamente, junto a otra de las obras imprescindibles de aquel glorioso 1991 (el Spiderland de Slint) aquello que luego se llamaría post-rock.

Entrando en materia, Laughing Stock sólo puede encontrar comparación en su predecesor, o como mucho en el trabajo de otra banda criminalmente olvidada, Bark Psicosis, y aún así suena mucho más experimental y complejo. Es un disco más centrado en el conjunto que en sus canciones individuales, liberadas totalmente de estructuras y sin nada parecido a un estribillo o un pasaje pegadizo. El sonido se basa en la guitarra reverberada de Hollis y algún organillo o piano, con la presencia de batería o percusión muy jazz que entra en ocasiones. Y sobre eso, un manto de harmónica, violas y cellos que aparecen y desaparecen anárquicamente, llenando el silencio que dejan los demás instrumentos. Y sí, es ese silencio lo que más caracteriza este disco. Con permiso de aquellos pioneros del sello 4AD, poca gente ha tratado con más maestría las atmósferas que Mark Hollis. Con la excepción de Ascensión Day, lo más parecido a una canción que hay aquí, Hollis hace poco menos que esculpir ese silencio, creando un mundo etéreo sacudido por alguna oleada de distorsión concentrada y su extraña voz, la otra seña inconfundible de su obra, una vez de tenor a la que constantemente parece sacar más de lo que puede dar.

Tres de las pistas (Myrrhman, Taphead y Runeii) ni siquieran incorporan percusión, y muestran el punto álgido del disco en cuanto a experimentación. Ascensión Day y After the Flood son las dos pistas más convencionales, con un ritmo definido, su línea de bajo y la guitarra más definida. Pero el pico emocional es sin duda New Grass, una canción que debería exhibirse en un museo si pudiese tener una expresión física. Un ritmo percusivo hipnótico que se repite sin parar, un órgano inaudible, un piano apenas marcando las notas y la guitarra casi celestial de su líder. Y su voz, impresionante, aunque sin duda el mejor momento sea cuando, sobre el minuto 6 de la canción ésta desaparece, así como la guitarra y el organo, dejando a la percusión flotando y viendo como las violas y el piano entran y se van como si quisiese captar el sonido de las mareas, y creando uno de los ambientes más devastadores y a la vez bellos, sobre todo, que he tenido el placer de escuchar. Es, como decían de ella en allmusic, un pedacito de cielo, una de las mejores canciones que se han hecho nunca, el génesis de todo lo bueno que tiene ese post-rock que hoy en día, por popularidad, parece haberse desvirtuado y apartado de su intención original. Y aunque todo el disco no tenga su nivel, sigue manteniéndose como una obra maestra.

Nota: 9,8