jueves, 12 de abril de 2007

Hijos de los hombres


Londres, noviembre del año 2027. Un puñado de gente se arremolina en una cafetería del centro para ver la noticia del día, la muerte de la persona más joven del mundo en una pelea con un fan, a los 18 años. Theo (Clive Owen) pide un café, sale de la cafetería y se para a tomárselo a escasos metros de allí. De repente el local salta por los aires, y entre el polvo y el humo la cámara sólo acierta a ver a una mujer aturdida con su brazo en la mano.

Con un principio similar, está claro que la nueva producción del mejicano Alfonso Cuarón no va a ser una película convencional. Basada en una novela de PD James, Hijos de los Hombres nos sitúa en un futuro cercano de perspectivas apocalípticas. Los humanos son estériles, no ha nacido ninguna persona en los últimos 18 años así que la humanidad, sin esperanza, se entrega al caos y la violencia. Sólo Gran Bretaña ha conseguido mantener el orden, gracias a una política autoritaria y militar, lo cual produce una avalancha de inmigrantes a sus costas, que aplacan con una durísima y cruel política inmigratoria según la cual los inmigrantes son despojados de sus derechos humanos, enjaulados o masacrados sin ningún reparo. En medio de este panorama aparece Teo, antiguo activista antisistema reconvertido a gris burócrata al que la muerte de su hijo años atrás parece haberle arrebatado las ganas de vivir, una persona cansada y desesperada que apenas disfruta con pequeñas cosas como la compañía de su amigo Jasper (Michael Caine, en un papel impagable), que vive en una pequeña casa oculta en el campo y se gana la vida pasando maría de una plantación privada. En medio de su rutina aparece Julian (Julianne Moore), antigua pareja de Teo y líder de un grupo, considerado terrorista por el gobierno, que lucha por igualar los derechos de los inmigrantes a los de los ciudadanos británicos, y que le pide a Teo que ayude a Kee, una joven inmigrante negra, a llegar hasta la costa para coger un barco, misión que se torna vital para Teo cuando descubre que Kee está embarazada, lo cual la convierte en la gran esperanza para la raza humana.

No es esta una película normal. La premisa del argumento es brutalmente simple, y en ningún momento la película parece profundizar en ningún tema. Diálogos vacíos, situaciones rutinarias y en ocasiones cómicas (“¿Quién es el padre?” “Nadie, soy virgen...no, es broma, pero sería la bomba”) que son sólo excusas para transmitir un mensaje menos evidente pero más profundo. Sin contar nada explícitamente, la película te deja helado mostrando a inmigrantes enjaulados franqueando el camino de Teo a su trabajo, en las caras desoladas de todos los personajes y figurantes que aparecen en plano, en la recreación de los “campos de refugiados” en que viven los inmigrantes, inspirados en los guetos judíos de la Europa tomada por los nazis, las fosas comunes de las que sobresalen los cadáveres carbonizados de inmigrantes exterminados. La han acusado de ser insustancial y vacía, pero también bella, y sobre lo último no hay duda. La maravillosa fotografía de Emmanuel Lubezki, en la que la luz apenas puede emerger en la atmósfera lúgubre y gélida, el magistral uso del plano secuencia, el diseño de producción, la música...es todo perfecto y te sumergen de pleno en la vida de los personajes, haciéndote vivir y sufrir (especialmente lo segundo) como uno de ellos. Y, extrañamente, lo que más acaba transmitiendo es optimismo y ganas de luchar por un mundo mejor, para evitar a toda costa que en algún momento nuestro mundo llegue a ser como ese mundo. Hijos de los Hombres pertenece a esa rara especie de películas de ciencia ficción que aprovechan las posibilidades de hablar de un futuro cercano e incierto para tratar el presente y la realidad actual. Como la maravillosa Brazil de Terry Gilliam, su mundo futurista es más una advertencia de lo que puede pasar si seguimos viviendo como hasta ahora que una fantasía. Probablemente la mejor película del año 2006.

Nota: 9,2


1 comentario:

Anónimo dijo...

Puntuas muy alto o es que ya vas a tiro fijo?